En medio de la masiva lucha de la clase obrera contra las medidas de austeridad, el anarquista Lambros Foundas, de 35 años, ha sido asesinado la mañana del 10 de marzo en Atenas por la policía.
La policía alega que era un "terrorista" y que fue disparado cuando
intentaba robar un coche en el barrio de Dafni, al sur de Atenas, y que
llevaba armas de fuego.
Fountas fue uno de los más de 500 anarquistas arrestados en los disturbios de la Politécnica en 1995 en Atenas.
A continuación, un comunicado escrito por el Archivo Anarquista de Atenas:
La lucha de todos los que peleamos contra cualquier forma de poder, que
“ansiamos” que no se pierda ni un solo momento, y que conservamos con
tenacidad la idea de que no somos incapaces de construir un mundo libre
y sin poder, está tan lejos de cualquier forma de mitología como la
Tierra de la Luna. Esta lucha ha tenido y tiene innumerables muertos y
rehenes, pero también personas que abandonan porque pierden sus
esperanzas o se conforman una vez que el poder ha encontrado un precio
“pequeño” o “grande” para comprarlos. Todos aquellos que, por tanto,
buscan hagiografías, mártires o salvadores, héroes o “ídolos sagrados”
no son diferentes de aquellos que no pierden la oportunidad de señalar
con el dedo a los “aventureros”, las “ovejas descarriadas”, los
“desviados sospechosos”, los políticamente “perdidos para siempre”.
Tanto los “seres transcendentales” glorificados por los primeros, como
los “extremistas” de los cuales los segundos se distancian, son
perecederos. En ambos casos la cuestión es el olvido, a pesar de que
unos y otros prediquen lo contrario. Los “extáticos” hablan de “los
sacrificados”, mientras que los otros demarcan los límites de la
“pérdida” con piedad política. Es igualmente insignificante si tal
convergencia se alcanza debido al fanatismo, las ilusiones, la
ingenuidad o intencionadamente, por razones de supervivencia política y
proyección o por dogmatismo. Estas expresiones se proclaman para
convencer de que son enemigas, pero su truco se ha escondido con gran
dificultad. Sea. La “obra” es triste y se ha ensayado mil veces, pero
los hechos conocidos siempre transmiten “certeza/seguridad”. ¿Siempre?
¿O quizás no? Este texto no es el producto de una obligación o deber.
Tampoco es una necrológica revolucionaria. Se aleja y es enemigo de
cualquier esfuerzo de mistificación, reivindicación, intervención o
distanciamiento; se opone al fango y la devaluación que el poder
intenta canalizar mediante la publicación de la identidad y la foto de
un “terrorista” muerto tras un enfrentamiento con policías en Dafni.
Lambros Foundas, que cayó muerto durante el intercambio de disparos con
una patrulla en el área de Dafni, es conocido por su actividad
anarquista. Participó como profesor de instituto en prácticas sociales
y más tarde en el Grupo Anarquista Espina Negra, que publicó el
periódico Carreteras de Rabia. Participaba activamente en marchas de
protesta, manifestaciones, enfrentamientos sociales, reparto de
panfletos, charlas y otros eventos. Era uno de esos miles de jóvenes
que a su edad no entraron a formar parte las juventudes de ningún
partido, que participó en las ocupaciones de institutos y en los
enfrentamientos tras el asesinato en Patras del profesor Nikos
Temboneras, que se inspiraron en los acontecimientos insurreccionales
de enero de 1991, pero también por las opiniones y prácticas
anarquistas, que hicieron suyas con una energía para cuya expresión las
palabras son demasiado pobres. El Grupo Anarquista Espina Negra
participó hasta su disolución en la Colaboración de Grupos e Individuos
Anarquistas para la Solidaridad Social y la Acción Multiforma. Durante
la ocupación de la Politécnica en 1995, que tuvo lugar en el
aniversario del levantamiento de 1973, Lambros Foundas estuvo entre los
504 arrestados por las fuerzas represivas del Estado que invadieron la
facultad el 18 de noviembre por la mañana. Se encontraba, pues, entre
los jóvenes de esta “generación” que los políticamente “correctos” se
apresuraron a llamar “perdida”. Era uno de esos camaradas que eligieron
un bando y “viajaron” durante los noventa entre manifestación y
manifestación, de barricada en barricada, en apasionada solidaridad con
cualquier sector social que decidiera enfrentarse al poder, cargando
con sus propios errores y aciertos, sus diferencias y su tenacidad,
demostrando la mentira del poder que los describía como “paseantes” de
las luchas sociales. Por supuesto que hubo también ese tipo de gente.
Nosotros mismos nos hemos encontrado muchas veces junto a Lambros en
manifestaciones, enfrentamientos y barricadas.
Por tanto, creemos férreamente que lo que la gente en lucha deja atrás
es TODO LO QUE CONTRIBUYE REALMENTE Y NO SUPERFICIALMENTE al proceso de
liberación total de la opresión y la explotación. Esa es su herencia,
que va más allá de sus necesidades o decisiones individuales. Porque
los medios no son una meta en sí mismos, no separan a aquellos que
luchan, sino que liberan posibilidades; no hacen santos de quienes han
elegido esta u otra forma, ni los elevan llenándolos de
condecoraciones. No son general y abstractamente camaradas perdidos
injustamente. Ni es importante en estos casos mirar a los errores
operativos. Sin embargo, la lógica de que las explicaciones son el
privilegio de los consejos heréticos, de los iniciados o de algún tipo
de asuntos internos no va con nosotros. Y para aquellos que tienen
distintos escenarios nuestra respuesta empieza y termina diciendo que
“las pérdidas son un mal necesario”. Nuestra posición debería ser alta
y clara.
Terminamos despidiendo a Lambros con un deseo indio (y seguro): ¡será mejor la próxima vez que nos encontremos!
ARCHIVO ANARQUISTA DE ATENAS